El aburrimiento como punto de inflexión.

De lunes a viernes de 8:30 a 17:30.

Siempre fui una persona que piensa muchísimo en escenarios.

Quiero decir, de manera natural siempre estoy creando universos diferentes en mi mente.

Voy haciéndome películas que ruedo constantemente.

Escribo el guion. Produzco. Grabo. Hago postproducción y puedo ver la película proyectándose al mismo tiempo. Todo dentro de mi cabeza.

(La mente tiene demasiado poder)

Por ejemplo, hace unos cuantos años, había películas como esta en mi cabeza:

“De aquí a diciembre ahorro unos dólares para producir la canción en el estudio. Luego hablo con mi amigo Jaimes y hacemos un video y una sesión de foto fija. Y después lanzo esta canción que está demasiado bueeeenaaaaaa”.

Este pequeño ejemplo genera a su vez otras micro películas.

Para reunir los dólares, necesitaba un buen tiempo de trabajo y enfoque. Entonces me decía:

“Para poder trabajar y ahorrar de manera eficiente voy a dormir, comer bien y posiblemente privarme de algunas salidas”.

Cosas que nunca pasaban, pero como en mi cabeza todo iba a salir perfecto, empezaba a proyectar un primer clímax de esa película.

“¡Claro! Después del lanzamiento, grabo una sesión en vivo con la banda, porque la canción estará sonando a full en todos lados y a todo el mundo le gusta un LIVE SESSION, no? De bolas que sí!!”

Así son las películas. Maravillosas.

Esta mentalidad era de un Manu de 25 años.

También tengo que contarte que creaba otro tipo de películas que sonaban (suenan?) más o menos así:

“Cuando viva en otro país con estabilidad económica, voy a estar mejor”.

“Cuando gane 1500 dólares, voy a estar bien y podré grabar más canciones”.

“Cuando mis padres ya no estén en Venezuela, voy a estar más tranquilo”.

“Cuando grabe esa canción, pasará X cosa”.

bla

bla

BLAHHHH

Todas estas películas tienen algo en común.

Me mantenían en el futuro.

Si bien eran un motor para poner en marcha muchísimas cosas hermosas, me llevaban a un lugar de pseudo-tranquilidad, pseudo-satisfacción, pseudo-realización.

Y digo pseudo porque esas películas me daban una “satisfacción” de algo que no existía, mientras me perdía de mi presente.

Creaba escenarios, pero no vivía en ninguno de ellos porque siempre estaban en el futuro.

Vivía activo en un futuro y me apagaba en el ahora.

Y así me la pasé proyectando películas que me llevaron por un camino donde el suelo son las expectativas.

Esas expectativas, si bien me sostuvieron por un tiempo pa avanzar, también tengo que admitir que me mantenían adormecido en la ficción de los deseos.

Hoy sé que no hay forma de construir la satisfacción en el futuro.

La tranquilidad, la satisfacción y la realización se crean en el presente.

Si no somos capaces de vivir en el presente, perseguiremos eternamente el escenario inexistente del futuro.

Si solo estamos pa quejarnos constantemente de lo no que tenemos y lo difícil que es todo, pues entonces no vamos a recibir ningún escenario de satisfacción.

Es muy claro.

El 16 de enero de este año, escribía en una de mis libretas lo siguiente:

16/01/2024

En este momento me encuentro en mi trabajo actual. Un trabajo convencional con horario fijo de 8.30 a 17.30 de lunes a viernes.

No es un mal trabajo. De hecho es uno muy bueno. Con beneficios y un salario que me permite pagar mis cuentas y con cierta planificación para poder organizar cosas en mi vida.

No puedo dejar de mencionar que este trabajo me brinda estabilidad en una fase crítica a nivel económico para Argentina

Me aferro, a veces, a la ilusión de que cuando “Argentina se arregle” tendré mucha estabilidad por ser parte de una multinacional.

Pero la verdad es que estoy aburrido, completamente aburrido de sentarme en esta oficina sin poder invertir todo este tiempo en crear propósito para mi vida.

Este año quiero comenzar a crear mucho propósito para mi vida y la verdad es que este aburrimiento es una señal de que es lo que necesito.

Sí. Crear propósito.

No puedo seguir sentado en una silla para seguir aburrido.

Necesito salir de este ciclo de adormecimiento y cambiar el rumbo.

Generar un punto de inflexión, despegar y romper la matrix.

 

Después de escribir eso, hice este dibujo.

Es la gráfica de una función, con una línea que cambia su forma, gracias a un punto de inflexión.

Esa era mi nueva meta: llegar a ese punto de inflexión y cambiar la forma de mi vida.

En este momento, escribo con un disfrute gigante.

En este momento, tengo a mi familia completa cerca.

En este momento, estoy creando mi propia obra todos los días.

Disfruto a pleno compartir mis ideas, mientras descubro qué se siente vivir a propósito.

Honestamente no es tan rosa esto de vivir afuera de la película. A veces, ni me doy cuenta de que ya estoy viviendo en esas que hice en el pasado. Es muy fácil caer en la trampa de volver a crear satisfacción ficticia.

La diferencia es que cada vez me hago más consciente del cuando aparece el Manu cineasta y lo invito a que seamos uno, mientras escribo este párrafo, lavo los platos o camino por las calles de Villa Crespo.

Regreso al presente.

Vuelvo a la unidad.

Vuelvo a mí.

Después de todo, renunciar fue la decisión más fácil del camino.

Cuando decidí hacerlo, claramente parecía la decisión más complicada de mi vida. Pero ahora que estoy de este lado, me doy cuenta que fue la más fácil.

El verdadero desafío lo estoy encarnando ahora. El por qué te lo cuento en otro momento.

A-Dios
Manu Ramdass

PD: Podemos crear todos los puntos de inflexión queramos en nuestra vida. Ellos solo son una muestra de lo dispuestos que estamos a cambiar, sin temor al error.

PD2: Ahora estoy dando el salto de fe para disfrutar del presente y compartir mis creaciones. Aquí puedes escucharme en YouTube y Aquí puedes escucharme en Spotify

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